domingo, 1 de marzo de 2015

La Cámara de las Esencias



— ¡Ejem! Veamos, ¿dónde estás, Resistencia de Meridone? —canturreó Tiemus, y empezó a recorrer las hileras de estanterías.
El muchacho caminaba detrás con los ojos atentos a todo. Sobre la superficie vidriada de las estanterías, sujetos en pie por alguna fuerza invisible, había miles de pequeños tubos de cristal llenos de líquidos de diversos colores, rosas, fucsias, lilas, malvas, que refulgían como piedras preciosas.
— Veamos, curso del 70, 71,... ¡Sí! —exclamó el hombrecillo—. Tienes que estar por aquí.
Debajo de una hilera de tubitos se leía: "Curso del 4.872".
— Refugio de Nivalis, Aurora de Nortea,... ¡Ah! —El hombre cogió un tubo entre los dedos y leyó el nombre grabado en él—: ¡Resistencia de Meridone! ¡Éste eres tú!
Tiemus sostenía en su mano un tubo con un líquido de color púrpura que Reto contempló con una mezcla de temor y asombro. Aquello era él.
— ¡Es mi esencia! 
— Sí, éste eres tú. Ya sabes, recién acabado el curso, y antes de empezar las vacaciones. Con todo tu cuerpo y tu mente. Todo tú. A punto de conocer tu misión. Reto en un tubito de cristal. Parece tan frágil, ¿verdad?


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