domingo, 1 de mayo de 2016

Alia no puede dormir

Aquella noche Alia no se podía dormir. Por la tarde les habían extraído la esencia por primera vez en su vida, y a ella le había parecido algo muy misterioso, porque no les habían explicado por qué ni para qué. Sólo que ya lo sabrían más adelante. O tal vez fuera la excitación ante la fiesta que les aguardaba al día siguiente, y que también hacía dar vueltas en la cama a algunos de sus compañeros.
— Espia, ¿estás dormida?
— Mmmmmm?
— Que si estás dormida.
— Mmmmmm.
— ¿Quieres salir al porche conmigo?
— ......
— Vale, vaale.
Alia se levantó y salió afuera: el cielo estaba despejado y lleno de claridad, en los primeros días del verano austral. El sol no se pondría de nuevo hasta principios de febrero pero su luz, a estas horas de la noche, era aún baja y oblicua, como en un atardecer. Se sentó en el borde del porche, con las piernas colgando entre los barrotes de la barandilla y la barbilla apoyada en el pasamanos. La barandilla se les había quedado pequeña a los de décimo. En su cabeza, un pensamiento llevó a otro. ¿Qué estarían haciendo los de décimo del curso pasado?





Definitivamente el Universo le daba miedo. No, no era posible que los de décimo estuvieran en el espacio. ¡Ni tampoco en Asanion! Seguro que seguían estudiando en algún lugar de Los Páramos, como había dicho Teno. En Antartia.


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