Llegó la madrugada y salieron de
la Escuela sigilosamente, al amparo de las sombras. Sin Tíril. El profesor no
aparecía y no podían retrasar más la partida, pues se arriesgaban a que alguien
los descubriera. Pronto llegaron a donde estaba escondido el trivehículo.
— Parece un poco trasto, me
recuerda al de los verdes —se quejó Alia, entre nerviosa y
melancólica.
— ¡Alia! Sólo está un poco sucio.
— A mí parece barco... bueno
—sonrió Bluncan.
— ¡Guau, guau!
— Hasta Aina sí —rió el errante.
— ¡Nos hemos olvidado de ponerle
el estandarte de los verdes! —exclamó Mesele.
— ¡Es verdad! —dijo Pelle.
— ¡Oh, no pasa nada! —repuso
Alia—. Éste es el trivi de Alia y Bluncan. Ya nos haremos nuestro propio estandarte,
¿verdad Bluncan?
— Sí. ¿Qué es... tandarte?
— ¡Estandarte, Bluncan! —rió la
niña.
Se despidieron emocionados, mucho
más que el día de la partida de los niños puros. Estaban convencidos de que
aquella sería la última expedición de la Escuela del Mar y que en ella viajaban
todas sus esperanzas.
Empujaron entre todos el
trivehículo hasta las olas. Alia y Bluncan izaron las velas. Entonces se volvieron
hacia los que les decían adiós desde la playa. El errante sacó de debajo de sus
ropas su extraño sombrero y se lo encasquetó en la cabeza.
— ¡Fuerte y suerte! —gritaron
Pelle, Mesele y Ketane.
— ¡Fuerte y suerte! —respondió
Alia.
Sopló el viento y con su leve
impulso partieron. Ambos saludaban a las tinieblas desde la popa, iluminados
por una pálida y fría luna menguante que parecía colgar en el centro de un
círculo de nubes, como si fuera una bombilla sujeta por un hilo invisible.
— ¿Ya han partido? —resopló
Tíril, que apareció de repente corriendo.
— ¡Tíril! ¿Dónde te habías
metido?
El profesor contempló cómo se
alejaban en la oscuridad. Mesele se le acercó y le cogió por el brazo, mientras
veían al trivehículo hacerse más y más pequeño. Entonces Alia y Bluncan
encendieron un farolillo en la popa, una luz que se movía arriba y abajo al
ritmo de las olas, como si fuera su último saludo.
Pronto el trivehículo sólo fue un
puntito brillante flotando sobre las aguas, una estrella más en la inmensidad
de la noche.
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